A la desgracia que ha significado
la contratación de una persona demostradamente incapaz como técnico de
Universitario, ahora se suma la muerte de un hincha en las inmediaciones del
estadio Monumental y la previsible clausura temporal de nuestro escenario deportivo. Como para que le quede claro a la
administración temporal, que cuando se comete un error, las consecuencias
funestas siempre sobrevienen, a veces más lento, a veces más rápido. Pero siempre aparecen. Admirable lucidez la del huancaíno Yancarlo
Casas, quien al final del partido del domingo, preguntado sobre lo que opinaba
respecto del nuevo entrenador de la “U”, respondió: “Toda decisión de esta magnitud trae consecuencias. A veces las consecuencias son positivas, a
veces son negativas”. En nuestro caso las consecuencias son negativas y lo
seguirán siendo hasta que ese sujeto se largue.
La violencia nunca tiene
justificación, pero sí se pueden ensayar explicaciones de sus causas. Contratar a un técnico resistido por la
hinchada es un acto de provocación que genera frustración, enojo, molestia,
enfrentamientos, violencia. Una cosa
lleva a la otra. Irremediablemente. Traer a un sujeto que no cohesiona, que no
aglutina, que no amalgama ni permite soñar con tiempos mejores, sino que
divide, enfrenta, disecciona y nos genera una humillación tras otra ante los
rivales, necesariamente ha de ocasionar consecuencias negativas. Ya van 6 goles en contra en casa, un hincha
muerto y el Monumental cerrado. Y apenas
tiene una semana en el cargo.
La administración temporal quiere
vender como sea 2 o 3 jugadores y cerrar su ciclo a cargo de Universitario
yéndose con los bolsillos llenos (lo ya dicho: la AT se lleva un porcentaje de
todo ingreso que obtenga el club). Para
eso no le ha importado hipotecar los intereses deportivos de Universitario
contratando un entrenador que puede ser un buen puente para cualquier
transferencia, pero que no sirve para dirigir un plantel y hacer una campaña
medianamente decente. La consecuencia
inmediata ha sido la descompensación de la defensa: todo el que quiere ser
vendido tiene que atacar. Y de pronto
Christofer Gonzales anota en 2 partidos seguidos. Edwuin Gómez juega de volante por izquierda,
por derecha, por el centro, da pases gol, patea tiros libres (pero sigue
centrando hasta el culo). ¿Resultado?
Nos meten de a 3 en todos los partidos.
Y seguimos sin ganar.
La historia los juzgará.
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