miércoles, 26 de marzo de 2014

Cualquiera menos Del Solar (seguiremos en la lucha)

Nunca es tarde para corregir un error.  Con mayor razón cuando la conducta por rectificar es nociva, perniciosa y continua.

No se entiende cómo una administración temporal que pretende ser transparente recontrata a un sujeto que fue despedido en el año 2012 por su nefasto desempeño como entrenador del primer equipo merengue.  ¿Qué méritos ha acumulados Del Solar en los últimos 2 años?  ¿Qué títulos ha ganado?  ¿Qué nuevas experiencias como entrenador ha adquirido?  ¿Qué estudios ha realizado?  ¿Qué prácticas ha efectuado?  Sigue siendo el mismo entrenador sin ideas, sin variantes, sin táctica fija, sin patrón de juego, sin mensaje distinto para sus jugadores del “muchachos, hagan lo que saben”.

Si la “U” está en una crisis de resultados (13 partidos sin ganar, 8 perdidos), se necesita un técnico que tenga capacidad para revertir una situación crítica.  ¿Cuándo ha hecho eso Del Solar?  Si precisamente fue despedido en el 2012 por hacer pasar a Universitario por su peor crisis deportiva de los últimos 20 años (5 partidos oficiales perdidos de manera consecutiva).  Realmente no se entiende la decisión de recontratarlo.

Las explicaciones, entonces, deben ir por algún otro lado.  ¿Intereses compartidos?  ¿Venta de jugadores?  ¿Seudo representación de futbolistas?  ¿La administración temporal no cobra, como retribución por sus servicios, un 5% de los ingresos de Universitario?  ¿Eso no incluye venta de jugadores?  Y si el técnico tiene relaciones fuera del país, ¿eso no facilita la venta?  ¿El incremento de los ingresos?  ¿Las comisiones por fuera?  No son afirmaciones, sino meras preguntas que alguien tiene que responder.  Los socios y los hinchas de Universitario nos merecemos respuestas claras, no poses para la cámara.


La temporalidad en la administración de los clubes en crisis buscaba desprender el manejo administrativo de los clubes de las anquilosadas manos de quienes se sentían dueños de las instituciones (y que metían mano donde no debían).  Cuando esa temporalidad se convierte en perpetuidad, los defectos naturales del ser humano van apareciendo.  Una vez que conocen el negocio, aprenden cómo se maneja y descubren los vacíos legales, la ética desaparece.  Finalmente, en el Perú en fútbol no es negocio.  Salvo para quienes lo administran (y para quienes encubren sus verdaderas intenciones bajo un buzo de DT).

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