martes, 14 de abril de 2015

El argentino que no parece y el peruano que dice serlo

Uno es delantero.  Ha jugado los 17 partidos de la “U” en lo que va del año (10 oficiales y 7 amistosos).  Fue titular 13 veces.  Nadie sabe por qué se le contrató el año pasado, y mucho menos por qué se le renovó esta temporada.  O sí.  Se sospecha que cobra y reparte.  No hay otra explicación lógica para el desatino de su permanencia en el club.

El otro es defensa.  Sueña con la selección peruana pero su único mérito es tener pasaporte argentino.  Ha jugado apenas 8 partidos en el año (6 de titular), de los cuales 5 fueron amistosos y apenas 3 fueron oficiales.  Tiene voluntad, pero su mediocridad futbolística no se la quita nadie.  Es un jugador para club de provincia.

Adivine usted qué tienen en común el delantero y el defensa (además de merecer la extinción de sus contratos).  Cada uno ha marcado 2 goles en lo que va del año.  Sí, el delantero de veinte mil dólares mensuales con todos los partidos del año habidos y por haber y el modesto defensa proveniente de Ayacucho que juega casi únicamente en amistosos han marcado la misma cantidad de goles.  Lo que hace al defensa más efectivo que el delantero.  Pero es el delantero el que se lleva más efectivo (de nuestras arcas y sin merecerlo).

Para mayor coincidencia, ambos han marcado un gol en un amistoso y otro en un partido oficial.  El delantero a River Plate en el partido más engañoso de la historia, y a Real Garcilaso en una derrota catastrófica en casa (gol inútil).  El defensa a Deportivo San Marcos de Arica en un empate vergonzoso, y a León en Huánuco (el descuento, también inútil).

La relación del defensa con el gol es de sol y sombra, pues tiene también un autogol (ante Emelec en Guayaquil).  La relación del delantero con el gol es pura sombra (no tiene luz).

Ninguno merece que se le mencione con nombre propio.


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