martes, 5 de noviembre de 2024

El mérito es solo de los jugadores y del técnico

Celebrar un bicampeonato después de 25 años es una alegría inmensa y hay que ser agradecidos. El mérito de este logro es exclusivamente de los jugadores y del técnico. Salir campeones en el 2023 sin técnico (o con una farsa de técnico, que es lo mismo) es mérito de los jugadores. Salir bicampeones en el 2024 sin un centrodelantero de jerarquía y sin un volante creativo que se vista de 10 indiscutible, es mérito de los jugadores y del técnico Fabián Bustos. Salir campeones del fútbol peruano por dos años consecutivos sin una dirigencia que sepa de fútbol es tremendo mérito de los jugadores y del entrenador.

Falta el salto de calidad. Ese que nos permita competir a nivel internacional. Un nueve que sienta el puesto e inspire respeto es fundamental si queremos pasar de fase en la Copa Libertadores. A Valera se le agradece el esfuerzo y la entrega (de veras, se le agradece), pero hay que reconocer que no tiene nivel internacional. La dirigencia que no sabe de fútbol trajo este año a Diego Dorregaray y a Christopher Olivares (este último a pedido del técnico-farsa que, visto ahora en perspectiva, felizmente desnudó sus antivalores, incumplió su contrato, dejó a medias el proyecto del centenario y se fue a dirigir a la selección), como para que Valera no tenga siquiera la necesidad de entrenarse a conciencia (aunque como tiene esfuerzo y tiene entrega, Valera sí se entrenó a conciencia).

Pensar que esta dirigencia, que de fútbol no sabe nada, va a poder encontrar en el mercado internacional a ese nueve y al diez que también necesitamos, es una ilusión. Ellos mismos lo saben y por eso ponen todas sus balas en Raúl Ruidíaz.

Hay que festejar, sí, pero sin endiosar a una administración temporal que suele contratar paquetes, enceguecida por la soberbia.

Y dale U, toda la vida.

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